La gran cualidad del procesismo ha consistido en revestir de solemne estrategia lo que no pasa de ser táctica vulgar. Y todo para mantener el poder. En esa línea, el president Torra trata ahora de aprobar los presupuestos de la Generalitat para 2019. Con Artur Mas y con Puigdemont en la presidencia, las cuentas eran tan fundamentales para poner en marcha las “estructuras de Estado” y cimentar el camino a la independencia que incluso la crítica CUP les dio su apoyo. Ahora Torra persigue la misma suerte con el poder de la palabra como arma, contando con la fe de sus seguidores.
El «ferragosto» de la Generalitat. (El País, 11 de agosto de 2018)