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«Esta deriva va a complicar la vida al movimiento secesionista y también va a suponer una amenaza seria para la institución histórica de la Generalitat, a la que consideran su patio particular, coloreado de amarillo, escenario de sus cuitas, bodega de ratafías​ y sala de espera autonómica para el día de mañana.!

La crisis independentista perjudica la salud de las instituciones. (Crónica Global, 19 de julio de 2018)