«Es una pérdida objetiva innegable en términos sociales, culturales, intelectuales, incluso de integración en el mundo global y europeo. La separación en dos estados es una pérdida. La idea de muchos independentistas que creen que un sitio pequeño es capaz de organizarse mejor y de forma más justa es una ilusión romántica que contradice cualquier análisis de organizaciones sociales y poderes reales. Las sociedades pequeñas son más manipulables, controlables y corruptas que las grandes como Europa, donde, evidentemente, la fiscalización del poder local se ejerce sin los compromisos personales, vínculos, amistades familiares, la presión de los poderes cercanos, y, por tanto, hay una mayor capacidad de neutralización de las propensiones del poder a los apaños»
Entrevista a Jordi Gràcia. (Catalunya Plural, 16 de julio de 2018)