«Cuando las élites políticas a norte y al sur del Ebro deciden dar un giro hacia un liberalismo cada vez más radical en los años 1990, vuelven a alimentar una vez más la vieja inercia histórica del enfrentamiento entre liberales y comunitaristas que se sucedió a lo largo de todo el siglo XIX, un enfrentamiento que siempre tiene al estado como eterno perdedor: los liberales -apoyados por los intelectuales- deseaban y desean el menos estado posible porque creen que solo la propiedad y la iniciativa privadas pueden generar desarrollo social y porque no están dispuestas a enfrentarse a los que más tienen para recaudar más impuestos; y los comunitaristas -apoyados por la iglesia- porque un estado con más recursos reducía y reduce su poder local y su influencia ideológica. Es un enfrentamiento diabólico.»
Entrevista a Armando Fernández Steinko. (Rebelión, 19 de julio de 2018)