«Hasta esa fecha el llamado problema catalán podía verse fundamentalmente como un conflicto político con el Estado. Pero a partir de ese momento se transformó prioritariamente en un conflicto interno de convivencia. Matiz que los independentistas quieren olvidar, pero que es una realidad. Al querer imponer por la vía de los hechos consumados la unilateralidad los dirigentes independentistas están suponiendo una superioridad moral a su opción que nunca han podido explicar.»
La otra fecha para recordar (La Vanguardia, 25 de julio de 2018)