«Nos rendimos ante la excelente composición del Ejecutivo socialista, perfectamente diseñado para conciliar cuotas territoriales, paridad, ideologías diferentes, experiencia y juventud. Con alguna concesión al famoseo, eso sí. Nadie entiende el fichaje de Màxim Huerta como ministro de Cultura. Pero ¡qué demonios! Menos se entiende todavía de qué va el nuevo Govern, cuyos miembros solo están unidos por el independentismo y por la falta de pericia política. Con excepciones, obviamente.»
Envidia del Gobierno de Sánchez. (Crónica Global, 7 de junio de 2018)