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Lección de derecho y de convivencia

Uno ve entrar Eugeni Gay, con su edad encima y con su aspecto impecable de lord inglés -bastón incluido- que acaba de leer The Times en el sillón del club, y no espera que levante la voz. De hecho, no la levanta … excepto cuando habla de cosas que lo sacan de quicio. Y si algo puede sacar de sus casillas al viejo y prestigioso jurista son los que ensucian el sagrado nombre del Derecho. Así que la charla iba al Trun-Trun, con Eugeni Gay que parecía hacer una lección de historia, recordando que en 1936 algún prestigioso jurista alemán sostenía que viendo como el pueblo aclamaba el Fuhrer, este tenía el legítimo derecho de modificar las leyes, cuando, de repente, hizo -sin dar nombres, no necesario- un paralelismo con la situación actual de Cataluña, y se puso a gritar como si de lord inglés se hubiera convertido en tribuno del Senado romano: «Yo acuso! Yo acuso a todos estos leguleyos (sic) y sinvergüenzas que, a sabiendas, mienten sobre las leyes! La historia los juzgará por todo lo que están haciendo contra la convivencia de los ciudadanos ». La sala quedó en silencio. Eugeni Gay volvió a su tono habitual.

Eugeni Gay, vicepresidente del Tribunal Constitucional de 2001 a 2012, participó ayer en «Diálogos para la convivencia», organizado por Federalistas de Izquierdas en la Casa de Cultura. Lo hizo junto a otro jurista de prestigio, Francisco Caamaño, catedrático de Derecho Constitucional que fue secretario de Estado y luego Ministro de Justicia entre 2009 y 2011. El acto lo presentó Joan Miró, profesor emérito de la Universidad de Girona, y fue conducido por Carolina Sierra, licenciada en Derecho.

Si Eugeni Gay dejó en elipsis a quién se refería, aunque a nadie se le escaparon las similitudes entre lo que contaba y la actualidad política, Francisco Caamaño -a pesar de ser gallego- va concretarlo: «Los que invocan el derecho a decidir, deberían explicar de dónde lo sacan; para mí, como demócrata, no hay más derecho que el que emana de mis representantes ». Y por si no quedaba claro, añadió: «No hay un derecho a decidir; sólo los que nos quieren imponer cosas, descubren derechos que el resto desconocemos ».

cultura federalista

Para Caamaño, en estos momentos, tanto en Cataluña como en España, «hay demasiados patriotismo de papel». Ambos juristas estuvieron de acuerdo a la hora de defender los beneficios del federalismo, con la condición, recalcó Caamaño, «que federalismo no es simplemente cambiar las competencias, no, esto no soluciona nada si no va acompañado de una auténtica cultura federalista; pero esto exige una responsabilidad democrática que actualmente en España no existe ».

Eugeni Gay, por su parte, con su finezza -quizás más que un lord inglés parece un príncipe florentí- citó Maquiavelo, dejando que cada uno y por sí mismo relacionara la frase con la situación catalana: «La clave es conducir el pueblo hacia los intereses que convienen al príncipe ». Gay, además, ironizó sobre el concepto de soberanía, asegurando que hoy, con las instituciones europeas «ni España, ni Cataluña ni el Reino Unido, son soberanos; pero debemos dejado de ser catalanes? No, lo somos más ahora que hace 100, 200 o 400 años -nótese la referencia, seguro que nada casual, a más allá del 1714-, porque entonces éramos súbditos y ahora somos ciudadanos ».

Ya al ​​final, Francisco Caamaño referirse al Estatuto descabezado por el Tribunal Constitucional. Según el ex ministro, con el recurso al Constitucional se rompió un pacto implícito. A su entender, si realmente había aspectos de la norma catalana que no encajaban en la Constitución, habría sido más adecuado reformar esta y hacérselo encajar, «y no pasa nada». El problema, y ​​en eso coincidían también los dos ponentes, es que en 1978 se creó una España «unida» pero no se ha trabajado en favor de la unidad.

Crónica de Albert Soler, publicada en el Diari de Girona el 26 de mayo de 2018