Rajoy y Puigdemont han fracasado. Rajoy nunca consiguió que el independentismo decayera. Puigdemont nunca consiguió el clamor popular y apoyo internacional para alcanzar la secesión. En vez de admitir el fracaso a los suyos y aceptar que su proyecto político es ahora mismo inviable, ambos han preferido seguir adelante hasta estrellarse, sin que les importe lo más mínimo lo que venga después. El conflicto tiene solución. Hay un punto medio entre secesión y adoración inflexible de la constitución española. Podemos acordar reglas de juego distintas. «Estoy hasta los cojones de todos nosotros» (Politikon, 4 de octubre de 2017)