- No habrá reforma política en España sin la reconstrucción de la unidad política del catalanismo ni se resolverá nuestro ruido si no hay señales claras de transformación en el conjunto de España
- Contrariando el argumento de que «el federalismo es imposible», surgen en España iniciativas que buscan avanzar con mayor decisión y sentimiento de urgencia hacia la reforma federal del Estado (Editorial de Federalistes d’Esquerres, 28 de mayo de 2017)
El próximo día 8 de Junio, en una localidad tan cargada de simbolismo histórico como Antequera, se presentará públicamente el manifiesto de «Federalistas de Andalucía». Este manifiesto, redactado por un colectivo de académicos, sindicalistas, juristas, etc., de significaciones políticas diversas, o incluso sin, aspira a constituir un punto de referencia para todos los que desde Andalucía se proponen contribuir a una reforma política y constitucional de la organización del Estado, que complete su transformación en clave federal.
Este manifiesto (redactado, dicho sea sin falsa modestia, teniendo presente el precedente que representamos Federalistes d’Esquerres) tiene aún más valor si tenemos en consideración la realidad política andaluza, la experiencia reciente de las elecciones «primarias» del PSOE y la convocatoria del próximo Congreso del primer partido andaluz. La elaboración y la presentación de este manifiesto en el mismo momento en que se están discutiendo alternativas de fondo en el mundo socialista, muestra que sus autores no tienen tentaciones tacticistas sino que, por el contrario, han comprendido la necesidad de avanzar con mayor decisión y sentimiento de urgencia hacia la reforma del Estado.
Y hay noticias de una iniciativa similar en Aragón, que podría dar lugar al surgimiento de un movimiento del mismo orden en las próximas semanas.
Estas noticias, leídas desde Cataluña, deben despertar, al menos, dos reflexiones. La primera: como ya sabíamos, el argumento que se reitera desde el mundo separatista, según el cual «el federalismo es imposible, porque allí no hay nadie que quiera federarse», es falso; lo sabemos en base a datos de opinión pública, como ponen de relieve las encuestas de opinión; lo sabe quien examine los programas de los partidos políticos de ámbito estatal; y lo confirma la creación de núcleos de opinión federalistas, que poco a poco se extienden y que aspiran a confluir en un poderoso movimiento de opinión ciudadana.
Y la segunda reflexión: ¿cómo se puede ligar todo ello con la salida de la actual confusión política catalana? El atasco del ‘procés’ se ha puesto de manifiesto en el escaso éxito de la recogida de firmas del Pacto Nacional por el Referéndum (medio millón de firmas, sin identificación personal de los firmantes, teniendo todas las herramientas institucionales a favor, es un fracaso), en el tragicómico contenido del supuesto borrador de la «ley de transitoriedad» o en las declaraciones contradictorias de los principales protagonistas ‘del procés’.
Aquí la conexión debe circular en ambas direcciones: como muestra la experiencia histórica, y como hace ver el análisis político más elemental, no habrá reforma política en España sin la reconstrucción de la unidad política del catalanismo, ni se resolverá el nuestro ruido si no hay señales claras de transformación en el conjunto de España. Como hemos dicho en otras ocasiones: el futuro es, y sólo puede ser, federal. Y nos estamos acercando