La necesidad de buscar soluciones a los desplazamientos forzosos de población, ya sean por conflictos armados o por el clima, asumiendo que las fronteras tienen poco sentido para responder a problemas globales como el cambio climático centraron la intervención del director del Foro de Economía del Agua en el acto ‘Los refugiados del clima. Hacia una solución global’. ‘Hay una media de 26,4 millones de personas desplazadas anualmente por el cambio climático’, recordó el director del Comité Catalán del Acnur, Joan Reventós
(por Beatriz Silva y Siscu Baiges) “Nos apegamos a la idea de soberanía cuando las grandes decisiones se toman fuera, seguimos apegados a la idea de estado nación que no es capaz de luchar ante problemas como el cambio climático donde las soluciones pasan por ceder y compartir soberanía, por impulsar estructuras globales, federales”. Esta es una de las cuestiones que planteó el pasado jueves 6 abril el director del Foro de la Economía del Agua, Gonzalo Delacámara, en el acto ‘Los refugiados del clima. Hacia una solución global’ celebrado en el Colegio de Periodistas de Cataluña.
El acto organizado por Federalistes d’Esquerres fue moderado por la periodista Mari Luz Garcia y presentado por la catedrática emérita de Ética y vocal de honor de Fed, Victoria Camps. Desde fila 0 tomaron la palabra Maria del Mar Fernández, activista de International Solidarity Movement en Hebrón y Gaza, Miguel Pajares, presidente de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado, y Alfonso López Borgoñoz, expresidente de la Sección Española de Amnistía Internacional. El presidente de Federalistes d’Esquerres, Joan Botella, cerró el acto.
Joan Reventós, director del Comité Catalán del Acnur, recordó que hay una media de 26,4 millones de personas desplazadas anualmente por el cambio climático. «Las mismas zonas donde hay hoy conflictos, desastres, crisis humanitarias, sufrirán en el futuro, además, las consecuencias del cambio climático. Los países ricos, en cambio, se mantendrán relativamente libres de los peores efectos del cambio climático», auguró. Además, avanzó que los conflictos del futuro se producirán más por el control del agua que por el del petróleo o de otros recursos naturales.
Gonzalo Delacámara hizo hincapié en que hay que dejar de establecer distinciones entre los desplazados y comenzar a buscar soluciones porque mientras más se acerque la crisis, más difícil será gestionarla. Y dio cifras que hacen prever la magnitud del problema que enfrentamos: desde 2008 una persona se desplaza cada segundo por causas forzosas relacionadas con el cambio climático. Y en los últimos 20 años se ha duplicado la posibilidad que una persona se desplace por este motivo.
“Siempre han habido desplazamientos de población por desastres naturales pero ahora se ha acelerado la velocidad del cambio y nosotros hemos contribuido a ello. No podemos trasladar la responsabilidad al hecho que llueve poco o llueve mucho porque obviamos la responsabilidad que tenemos en lo que está sucediendo y en las soluciones. El cambio climático añade problemas nuevos, como la desaparición de territorios por la subida del nivel de mar, pero no crea otros que ya estaban aquí como las sequías y las inundaciones. Lo que hará el cambio climático es amplificar el impacto de estos problemas”, subrayó.
Gonzalo Delacámara se mostró crítico también con la manera que Europa ha gestionado la llegada reciente de refugiados. “Europa no vive una crisis de refugiados, es todo lo contrario: los refugiados padecen la crisis de Europa, la incapacidad manifiesta para ofrecer una respuesta satisfactoria a la situación de estas personas. Las cifras nos parece importantes desde una perspectiva eurocéntrica pero la realidad es que nueve de cada diez refugiados o desplazados forzosos en el mundo lo hace hacia países en vías de desarrollo. En realidad la afluencia masiva la viven países como Jordania o Líbano donde hasta una quinta parte de su población está representada en este momento por refugiados”, aseguró apuntando a otra cuestión crucial cuando se habla de este problema: el de la desigualdad.
“Los refugiados son resultado de calamidades humanas, de decisiones que tomamos los seres humanos. Y son resultado también de la desigualdad porque las personas no eligen vivir en quebradas o en el desierto, lo hacen porque no tienen las mismas oportunidades que los ciudadanos de los países desarrollados para elegir. La misma lluvia no produce el mismo impacto en Japón y en Bangladesh porque la capacidad de gestión de estos problemas es distinta en ambos casos”, señaló poniendo ejemplos sobre la mesa. Uno de ellos, la diferencia del consumo de agua entre palestinos y israelíes que es de uno a seis a pesar que comparten un mismo territorio. Otro caso: Holanda y Bangladesh, dos países que tienen gran parte de su territorio bajo el nivel del mar pero no la misma capacidad para defenderse y proteger a su población de las consecuencias que ellos conlleva.
Joan Reventós explicó que una de cada siete personas cambia de residencia, un tercio de las cuales son migrantes internacionales y el resto migrantes nacionales, dentro del propio territorio. A partir de 2020, China se convertirá en el principal receptor de migrantes internacionales. 65,3 millones de estas personas son migrantes forzosos, por violación de sus derechos fundamentales. Un tercio de ellos, unos 24 millones son solicitantes de asilo internacional o refugiados y el resto son desplazados internos dentro de su país.
En cuanto al cambio climático, denunció que algunos dirigentes políticos no aceptan la existencia de este hecho y su responsabilidad en el desplazamiento de poblaciones. Dijo que la alteración de los patrones climáticos se ve en grandes fenómenos extremos, como tifones, huracanes, y otros incidentes que no siempre aparecen en los medios de comunicación.
Habló, también, de los países que son pequeñas islas en el océano Pacífico o el Índico que pueden dejar de existir. Sus habitantes pasarán a ser apátridas, ya que, la redacción actual de la Convención sobre el Estatuto del Refugiado, aprobada en 1951, no reconoce a los refugiados climáticos. Y eepasó las iniciativas que se han puesto en marcha para analizar y hacer frente a esta cuestión. Primero habló de la iniciativa Nansen que dice que ‘los estados deberán admitir voluntariamente a los refugiados climáticos por consideraciones humanitarias’ y después del Plan de Reubicación Planificada de Acnur, que responsabiliza a los estados de la atención a las personas afectadas por el cambio climático, porque prevé que sus desplazamientos se hagan dentro de sus fronteras.
Gonzalo Delacámara recordó finalmente que desde 2001 el 60% de los desplazados forzosos del mundo se concentraron en diez conflictos. Recordó también que en el mundo hay 663 millones de personas sin acceso mejorado a agua, 2.400 millones de personas que no tienen retrete, 1.800 millones de personas que beben agua contaminada por materia fecal y una cifra sorprendente: en el mundo hay más teléfonos móviles que retretes.
“En algún momento se producirá una explosión de desplazados por otro tipo de causas que no serán los conflictos. Tenemos que ser capaces de atender a estos desafíos en un tiempo relativamente breve. No podemos esperar como los músicos del Titanic, tocando mientras el barco se hunde”, concluyó.