Mejor una derrota en toda regla que una rendición siempre prematura es la consigna cuando el Procés se acerca el desenlace. La venganza del Estado enemigo, Masada, el suicidio colectivo, son las piezas truculentas del puzle narrativo que nos acompaña estos días, en los que se encara la recta final en la que el Procés se dará de bruces definitivamente con la realidad. Son las imágenes proyectadas de un teatro de sombras en los que España y Estado, Gobierno y Madrid, PP y Rajoy, parte del PSOE y C’s se mezclan en un sujeto dañino opuesto a Cataluña, soberanía, independencia, democracia, como un personaje exterior (ellos) y otro interior (nosotros) enfrentados en un relato polarizado y absurdo incapaz de encontrar un desenlace coherente y razonable. Quizás ha servido hasta ahora para entretener a los niños, pero a estas alturas solo produce cansancio y fastidio. «La venganza del Estado» (El País, 9 de abril de 2017)