Joan Reventós, director del Comité Catalán de Acnur y Gonzalo Delacámara, director académico del Foro de la Economía del Agua, participaron en el acto ‘Los refugiados del clima. Hacia una solución global’, celebrado en el Colegio de Periodistas de Catalunya, el pasado 6 de abril. Se trató del cambio climático y de la necesidad de encontrar soluciones a los grandes desplazamientos de población que se esperan en las próximas décadas. Lo moderó la periodista Mari Luz García y fue presentado por la filósofa Victoria Camps, ambas de ‘Federalistes d’Esquerres’, la entidad que organizó la sesión

(por Siscu Baiges) Joan Reventós explicó que una de cada siete personas cambia de residencia, un tercio de las cuales son migrantes internacionales y el resto migrantes nacionales, dentro del propio territorio. A partir de 2020, China se convertirá en el principal receptor de migrantes internacionales. 65,3 millones de estas personas son migrantes forzosos, por violación de sus derechos fundamentales. Un tercio de ellos, unos 24 millones son solicitantes de asilo internacional o refugiados y el resto son desplazados internos dentro de su país.

La evolución del desplazamiento forzoso ha ido creciendo en los últimos años. En 2009, cuando Reventós se incorporó al Comité Catalán de Acnur, había 39 millones de personas desplazadas a la fuerza. En 2016 ha habido un crecimiento no tan grande como en 2015 pero ‘relevante’, según él.

En cuanto al cambio climático, denunció que algunos dirigentes políticos no aceptan la existencia de este hecho y su responsabilidad en el desplazamiento de poblaciones. Dijo que la alteración de los patrones climáticos se ve en grandes fenómenos extremos, como tifones, huracanes, y otros incidentes que no siempre aparecen en los medios de comunicación.

La temperatura media global, según Reventós, ha crecido en los últimos años ‘de forma exponencial’. ‘Vemos como los almendros florecen antes de tiempo, las diferencias entre estaciones se desvanecen, los campesinos explican cambios evidentes en cultivos como la vid,…’, dijo.

Las mismas zonas donde hay hoy conflictos, desastres, crisis humanitarias, sufrirán en el futuro, además, las consecuencias del cambio climático, según él. Los países ricos, en cambio, se mantendrían relativamente libres de los peores efectos del cambio climático. Además, avanzó que los conflictos del futuro se producirán más por el control del agua que por el del petróleo o de otros recursos naturales.

Ya desde el año 2008 se produce una media anual de 26,4 millones de desplazamientos de personas por el cambio climático. Joan Reventós reconoció que le sorprendió la magnitud de esta crisis: 184 millones en 10 años. Las proyecciones que presentó elevan estas cifras hasta los 250 millones en África antes de 2020 y hasta los mil millones en Asia antes de 2050 (una séptima parte de la población mundial).

Habló, también, de los países que son pequeñas islas en el océano Pacífico o el Índico que pueden dejar de existir. Sus habitantes pasarán a ser apátridas.

La redacción actual de la Convención sobre el Estatuto del Refugiado, aprobada en 1951, no reconoce a los refugiados climáticos. Acnur es muy reticente a abrir este debate porque no hay consenso internacional sobre su definición. Si se abriera esta opción, Reventós teme que se acabe recortando la protección que reconoce actualmente la Convención sobre el Estatuto del Refugiado para estas personas.

Repasó las iniciativas que se han puesto en marcha para analizar y hacer frente a esta cuestión. Primero habló de la iniciativa Nansen que dice que ‘los estados deberán admitir voluntariamente a los refugiados climáticos por consideraciones humanitarias’ y después del Plan de Reubicación Planificada de Acnur, que responsabiliza a los estados de la atención a las personas afectadas por el cambio climático, porque prevé que sus desplazamientos se hagan dentro de sus fronteras.

Desde el punto de vista del federalismo, Joan Reventós pidió que las diferentes comunidades de los países afectados por el desplazamiento de personas que se mueven por culpa del cambio climático sean solidarias para atender sus necesidades.

Ya en el turno de preguntas e intervenciones del público, dijo que la Convención del Estatuto del Refugiado debería amparar a las personas que huyen por el cambio climático pero que es poco optimista ante la posibilidad de que se incluya específicamente su tipificación. Finalmente, mostró su preocupación por la tendencia a levantar fronteras y muros entre países y personas «contrariamente a lo que me gustaría».