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¿Será la sociedad catalana capaz de mirarse en el espejo de la corrupción y asumir su imagen? Mientras el nacionalismo alimenta el relato de una Catalunya que derrocha superioridad moral frente a España, el caso Palau nos desnuda. Y nuestro reflejo no es tan puro como requieren los cánones de la épica. Negarlo nos obliga a situarnos en el terreno de la emoción y expulsar la razón. Detrás del espejo está el país de las maravillas. Pero es falso. «Millet y el espejo» (El Periodico, 28 de febrero de 2017)