Está claro que un uso partidista del medio no ayuda a sostener peticiones de más subvenciones. TV3 se anuncia como “la nostra”, pero el cultivo de este posesivo resulta más complicado si se detecta una merma de audiencia por deserción (algo explicable por la multiplicación de pantallas y plataformas) o por expulsión de un sector de la ciudadanía por la persistencia en la construcción mediática de un imaginario, no únicamente político, que los desaloja (lo que sería más preocupante). «TV3, la “nostra” o de quién?» (El País, 21 de diciembre de 2016)