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“Ninguna fuerza parlamentaria con voluntad independentista en Escocia ni en Canadá ha dicho a los independentistas que esto sea fácil y que se pueda hacer de forma unilateral”

“El nuevo partido funcionará si tiene un marco programático claro y si es capaz de poner en un segundo plano el porcentaje de dirigentes que cada una de las formaciones debe tener”

Anna Ballbona – Barcelona (El Punt Avui, 24 de diciembre de 2016)

Eulàlia Vintró (Barcelona, ​​1945) es una referencia para la izquierda. Cuando, hace unos meses, ICV hizo una cena para celebrar los 80 años del PSUC, fue aclamada. Diputada en el Congreso entre 1979 y 1982, y diputada en el Parlamento entre 1984 y 1987, tuvo una dilatada trayectoria como concejala en el Ayuntamiento de Barcelona (entre 1983 y 1999), y con responsabilidades de gobierno durante 14 años junto al PSC de Maragall. Ahora se mantiene como miembro del consejo nacional de ICV. Catedrática de filología griega, el año pasado se jubiló de la UB, si bien no se ha desatado: forma parte del equipo que trabaja en una traducción de Luciano de Samosata.

¿Qué errores no debería cometer el nuevo partido que crearán los comunes, Podemos, ICV y EUiA para llegar a ser la fuerza referencial de izquierdas?

El partido al que dio origen el PSUC, ICV, fue en su momento el intento de sumar varias fuerzas políticas, pero ha tenido su techo: se mueve entre el 7%, el 12% y el 13% como mucho. En los últimos años, ha habido movimientos nuevos que no estaban previstos. El movimiento del 15-M, los “indignados”, y la eclosión de movimientos sectoriales, de vivienda, de contaminación … Esta pluralidad de movimientos de izquierda no afiliados a partidos, con la -probablemente- incapacidad o dificultad de los partidos más clásicos para sintonizar a él, ha llevado a la necesidad de plantearse maneras diferentes de articular la relación con la contestación por convertirla en una herramienta política y llegar a una transformación mediante los mecanismos democráticos. Esta amalgama de circunstancias ha hecho que se diera el proceso de juntarse. Primero, en plataformas electorales, que han tenido mucho éxito …

Menos en el Parlamento…

En las elecciones al Parlamento, no fue todo el mundo. Los comunes no fueron. Si hemos ganado dos veces las generales, si hemos ganado en municipios importantes, si somos capaces de ponernos de acuerdo y de construir una nueva herramienta política, es razonable que aspire a ser mayoritaria en la izquierda y en elecciones de todo tipo. Esta es la expectativa.

Como histórica de ICV, ¿no le genera reticencias la apuesta para hacer este nuevo partido?

No, porque no hay nada peor que anclarse en una estructura rígida, que, aunque ideológicamente era la que planteaba mejor las cosas, no ha logrado captar la mayoría de la sociedad. Si tú consideras que tus gafas son las buenas, pero no logras que la gente te las reconozca, puedes continuar quedando como una fuerza minoritaria que levantando la bandera de su ideología y que va poniendo en contradicción la sociedad, pero limitas tus capacidades intervenir para cambiarla. Si quieres cambiarla, necesitas ampliar tu base. Y obtuvo más votos para lograr formar gobierno para reformar la legislación vigente. En la medida que el nuevo partido sea capaz de explicar hacia dónde se quiere ir, como se estructurará y cuáles son los objetivos ideológicos y políticos, se podrán vencer reticencias.

¿Existe el peligro de que los comunes tengan más fuerza que el resto, teniendo en cuenta la potencia de la imagen de Ada Colau?

Este nuevo partido funcionará si toda la gente que le debe constituir es capaz de entender que lo más importante es que tenga un marco programático y unas líneas de actuación claras, capaces de conectar con las preocupaciones mayoritarios de la sociedad, y poner en segundo término el porcentaje de dirigentes que cada una de las formaciones debe tener. Esto no excluye que haya algunas personas como Ada Colau que están claramente identificadas como personas con capacidad de liderazgo. Su liderazgo es un factor que el resto de integrantes de esta nueva organización deben tener presente. ¿Para ocupar qué lugar? Se ha de ver.

¿Qué le parece hasta ahora su gestión al frente del Ayuntamiento de Barcelona?

Han conseguido algo casi milagrosa, que es aguantar sólo con once concejales. Cuando éramos tres concejales de ICV [gobernando con el PSC, con mayoría absoluta], sé el trabajo que suponía estar al tanto de lo que ocurría en todo el Ayuntamiento, además de llevar tus áreas. Controlar la maquinaria municipal, cuando vienes de una no-experiencia institucional, no es nada fácil. Han tenido un año de aterrizaje, un año en el que han marcado algunas líneas importantes, y ahora tienen el momento. Han conseguido sumar los socialistas. Es una lástima que ERC no esté dispuesta. Decir “si vosotros no contribuyas a los presupuestos de la Generalidad, yo no los aprobaré” es no entender nada, instrumentalizar las instituciones. Por lo tanto, continúan con una minoría muy complicada. La única suerte que tienen es que la oposición es imposible que se pueda poner de acuerdo. Y la otra cosa es que es muy mala, la oposición. Sólo observando Ada Colau, yo creo que es una persona muy lista, muy rápida y con muchas ganas de aprender. Y creo que lo está haciendo, en este sentido, bien. Comenzó con algunas actitudes que llamaban un poco la atención, pero si quieres tener la hegemonía de Barcelona tienes que ganar sectores más amplios de la ciudad. Que no quiere decir que tengas que hacer política sólo para estos sectores o dirigida a estos sectores, como hizo el señor Trias, que arregló la Diagonal y la calle Mandri. Ada tiene que hacer otras cosas, pero no puede vivir al margen de estos sectores que forman parte de Barcelona.

El nuevo partido de izquierdas será soberanista y buscará alguna opción de encaje federal. ¿Le parece bien?

Yo me he definido siempre como federalista ya favor del derecho a decidir. Para mí, no representaría ningún tipo de contradicción; al contrario.

¿Cómo se hace para explicar el federalismo cuando el gobierno español y sus soportes no parece que estén dispuestos a ir hacia la opción federal?

Es una opción que requiere tiempo. Mientras el PP tenía mayoría absoluta, la cual era bastante difícil de mover. Esto hizo que durante cuatro años la política del PP creara más independentistas en Cataluña de los que creó cualquiera de las fuerzas políticas que reclaman la independencia. Que esto es fácil? No. Ninguna fuerza parlamentaria con voluntad independentista en Escocia ni en Canadá ha dicho a los independentistas que esto sea fácil ni que se pueda hacer de forma unilateral. Aquí siguen opinando que se puede hacer de manera unilateral, que no hay que encomendarse a nadie. Es cierto que es difícil llegar a acuerdos tanto con el PP como con el PSOE, que son partidarios del nacionalismo español. Pero, como mínimo, el PSOE se define como federalista. Hay que ir hacia una negociación. Lo que no puede ser es que unos vayan por la vía unilateral, los otros por la vía rupturista antisistema …

¿Los otros?

Una parte de la CUP se define así. Una parte de la CUP se define como independentista y quiere un estado independiente, entiendo. Y, si quiere un estado, quiere una estructura de estado y la querrá democrática. Y hay algunos que no. Con estos [los antisistema], no tengo nada que hacer. Pero es que no tiene nada que hacer el 90% de la ciudadanía de Cataluña ni de España. Que esta amalgama sea la que está condicionando el llamado bloque independentista parlamentario no deja de tener gracia, desde el punto de vista de la racionalidad política y democrática. Se han metido en este callejón sin salida, del que no creo que salgan más que con unas elecciones anticipadas en primavera.

¿Todas las causas abiertas contra el soberanismo no pueden torpedear la legislatura misma?

Evidentemente. El PP ha hecho algo bastante divertida de observar. Ahora se ha puesto a mirar hacia otro lado. Antes tenía todos los ojos puestos en cualquier cosa que pudiera bordear la legalidad. Si estuviéramos en la actitud pro diálogo de hoy, las cosas no se habrían llevado donde se han llevado. Una vez lo has llevado a la justicia, la justicia tiene su camino. Y ahora ya no lo puedes detener. Que la señora Forcadell fue advertida de que si ponía aquello a votación estaría contraviniendo la comunicación del Constitucional es una evidencia meridiana. Ahora nos escandalizamos porque no se puede debatir. no; se puede debatir todo. Lo que no se puede es poner a votación algo que el TC ha dicho que no es competencia del Parlamento. Es como si el Ayuntamiento de Barcelona votara si deroga la Constitución.

¿No se podría considerar un acto de reafirmación de la soberanía del Parlamento?

Pero es que la soberanía del Parlamento está sujeta al marco jurídico de la Constitución y del Estatuto. La legitimidad y la legalidad de cada una de las instituciones se basa en el cumplimiento de la ley que las ha creado y que las ampara. Una de las peores herencias que nos ha dejado el franquismo es el no respeto por la ley. Como la ley era fascista, dictatorial y antidemocrática, los demócratas antifranquistas nos habíamos especializado a infringir la ley. Y aquello era un mecanismo de lucha contra la dictadura. Desde el momento en que el franquismo se cayó y votamos ya en democracia la Constitución y todas las leyes, las leyes deben cumplirse. Ya no te puedes permitir el lujo de esquivarlas. Si no te gusta esa ley, tienes que conseguir mayorías suficientes para cambiarla. Y este es el único mecanismo jurídico. En Cataluña ahora nos estamos volviendo a especializarse en negar la obligatoriedad del cumplimiento de las leyes. Dicho esto, en política no puedes ir solo bebiendo de la literalidad de la ley. Tienes que ser capaz de flexibilizar, de adaptar, de entender y de ver cómo puedes dar salida a conflictos políticos sin recurrir a la judicialización. Si hay un conflicto político, resolvamos políticamente. Lo que no puedes hacer es incumplir la legalidad y decir que esta legalidad no te representa. El día de mañana, suponiendo que consigas este estado independiente, si tú has inducido tu ciudadanía a no cumplir la legalidad de tu país, esto se te volverá en contra.

¿Cree que el debate independentista puede dejar de ser central? El nuevo partido de izquierdas dice que hay que reconducirlo, convertirlo en soberanista…

Las dos elecciones generales que ha ganado En Común Podemos las ha ganado porque ha conseguido que el tema de debate no fuera “independencia, sí o no”, sino que el tema de debate fuera entre derecha e izquierda. En la medida que seamos capaces de hacer esto, las posibilidades de que el nuevo partido sea mayoritario están.

Ahora ya no, pero antes los comunes y Podemos hicieron ciertos discursos que impugnaban todo lo que habían hecho las izquierdas en este país desde la Transición.

¿Le dolió?

Soy de la opinión que no ofende quien quiere, sino quien puede. Por lo tanto, difícilmente me siento agredida en el terreno personal. En el terreno político, es un error que han corregido rápidamente. Prefiero atribuirlo a un espíritu adanista, de Adán, de “yo ser el primero”. Todo el mundo acaba pensando que los lugares y las responsabilidades comienzan en el momento en que te las han atribuidas ti. Si quieres presentarte como algo muy nueva en el acceso al Ayuntamiento de Barcelona, ​​de una manera poco reflexiva, probablemente lo que haces es poner el anatema a todo lo que te ha precedido. Esto lo hizo la formación de Ada Colau y ella misma, pero antes de que acabara la campaña ya lo corrigió. Los procesos de transformación de una ciudad como Barcelona son complejos, no son cosa de un mes ni de un año y no se pueden hacer si no cuentas con la gente. Identificar todo lo que hicieron los mandatos anteriores -los socialistas y nosotros- como la casta es no darte cuenta de que detrás de nosotros o junto a nosotros había miles de ciudadanos de Barcelona.

Decía antes que el PP ha sido una máquina de crear independentistas. ¿El independentismo es algo coyuntural?

No. Hay bastante gente que vive muy mal el maltrato que algunos gobiernos de España han dado a Cataluña. Yo, la primera. Me parece insólito el maltrato en el transporte público y en la red de trenes, el porcentaje de inversiones aprobado en el Estatuto y que el gobierno incumple, las aportaciones que hace Cataluña en la solidaridad para el resto de España y que no vuelven sin respetar los principios de ordinalidad, las agresiones a la lengua … la lista es interminable y todo es ofensivo. Y esto genera malestar a mucha gente no necesariamente independentista. Es imprescindible que estas cuestiones se resuelvan. ¿Que además se puede llegar a más cuotas de autogobierno? Posiblemente. Pero yo creo que en un mundo globalizado sólo tienen sentido las grandes entidades. Y si me preocupa mucho en estos momentos la situación del mundo, es porque veo que Europa está en proceso de dilución. Soberanos, no lo seremos nunca. España no es soberana. Francia …

Pero lo es algo más que Cataluña…

Sí, pero para crear una unidad más grande tienes que transferir; si no, no la creas. ¿Y por qué Europa no está avanzando? Por los egoísmos de cada uno de los estados nacionales y los intereses de las otras dos potencias.

La otra cosa que se tambalea es la respuesta de las izquierdas en esta situación …

Es que no da. No hay hoy liderazgos de izquierdas. Ni liderazgo ni presencia articulada de lo que fue, por ejemplo, la socialdemocracia europea de los años setenta y ochenta. No hay ningún dirigente europeo que piense en Europa. Para mí, el último dirigente europeo que creyó en Europa fue Jacques Delors. La consecuencia será el sometimiento de Europa a los dos grandes polos, China y Estados Unidos.

¿Cómo se mira el PSC? ¿El estado en que se encuentra el PSC es el que posibilita que este nuevo partido de izquierdas pueda ocupar la hegemonía?

En política no hay nunca espacios vacíos. Cuando alguien desocupa un espacio, lo ocupa otro. Si el PSOE sigue por el pedregal, el PSC lo tendrá muy difícil. La sociedad vive muy mal las divisiones. El PSUC es un ejemplo fantástico de lo que estoy diciendo. Con todo lo que ha perdido por el camino, el PSC está destinado durante un tiempo a ser residual. Espero que lo que quede del PSC se pueda sumar a las nuevas formaciones políticas. En una sociedad progresivamente derechizada, la fragmentación del espacio socialista no me gusta. No es seguro que todo este espacio pueda ganar la nueva formación política.

¿ICV no ha sabido explicarse ni conectar con ciertos sectores de la sociedad con los que antes sí había conectado?

Seguro que la hemos tenido, esta dificultad, que no hemos sido suficientemente capaces de comunicar. Hay que decir que tampoco hemos tenido dinero y, por tanto, no hemos dispuesto de medios de comunicación propios. Cuando no tienes recursos ni medios, ni privados ni públicos, para hacer llegar más allá tu posición, lo tienes muy difícil. Y a menudo me he encontrado gente que me dice: “Estoy muy de acuerdo con usted. Ahora, no la voto, porque el partido que usted es … ”

¿Todavía hay el estigma de ser comunista?

Durante muchos años, sí. Pero ahora sí que el comunismo, hoy, como ideología, está muy apagado. Puede haber el marxismo, que es otra cosa, que es filosofía científica y una manera de analizar la realidad. Pero comunismo, hoy, ya no, porque los de ICV ya no son conocidos como los excomunistas, sino como los ecosocialistas. La URSS ha desaparecido, el último exponente vivo del marxismo y del comunismo caribeño, que era Fidel, también ha desaparecido. El mundo asiático ha cambiado mucho. El estigma del comunismo de finales del siglo XX está desapareciendo.

¿La muerte de Fidel Castro la sintió o pensó que era un dictador?

Pensé que ya le tocaba, por los años. Y la segunda cosa que pensé es lo que ha pensado mucha gente que ha conocido la Cuba y América Latina de los años setenta y ochenta. Te ibas en Cuba, en Bolivia, en Perú o en el que país que quisieras, y la gran diferencia era que en Cuba nadie pasaba hambre. Los niños estaban todos sanísimos, todos iban a la escuela y todos tenían derecho a la sanidad ya una sanidad de calidad. Esto, en ese momento, te alegra el corazón. Después, el bloqueo, la situación internacional, etcétera, vertieron un señor, que no tenía ningún interés en ser comunista marxista, a vivir de la URSS. Y esto tiene sus condiciones. El final fue un régimen sin libertades, dictatorial. Por lo tanto, no puedes comulgar. Yo no puedo comulgar.

Traducción al castellano: Salva Redón

El Punt Avui, 24 de diciembre de 2016