Opinión

Entre las opciones para abordar la crisis política que vive Catalunya, como una reforma constitucional en sentido federal, el referéndum es una opción legítima —aunque generaría tensiones indeseables— para conocer de forma directa, precisa y concluyente la voluntad de los ciudadanos. Pero debe asumir inexcusablemente el marco democrático, vigente o reformado. El problema sigue pendiente y exigirá, antes o después, una solución adoptada democráticamente por ambas partes. Y no debe aplazarse demasiado. «¿Qué referéndum?» (El País, 4 de octubre de 2016)