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Es un triunfo del miedo. Así ve la presidenta de la de la Cámara de Diputados italiana, Laura Boldrini, el resultado del referéndum sobre el Brexit celebrado en el Reino Unido. La preocupación y la esperanza pero también la determinación de no guardar en el cajón el ‘sueño europeísta» en esta Europa post-Brexit centran esta entrevista de Umberto De Giovannangeli para L’Unità

Señora presidenta, ¿Cuál es su interpretación de este resultado? ¿Cuál es su sentido político más significativo?

Ganó el miedo, que ya ha ganado en el pasado y lo hará en el futuro. Es un resultado que penaliza mucho más los jóvenes, que en realidad estaban a favor de la UE. El Reino Unido es una realidad muy aferrada a sus tradiciones, pero también muy innovadora. Por eso es una derrota dura. Gran Bretaña tendrá que pagar un precio muy alto, porque la Unión Europea es su principal mercado y el posible retorno de prohibiciones y aranceles nos herirá a todos considerablemente. Lo que más ha pesado es la crisis económica: El Brexit ha ganado donde hay una grave crisis, en las ciudades de los trabajadores. Y por este motivo ha ganado el voto del miedo.

Según los analistas, un peso importante la ha tenido el factor de la inmigración. Tras los muros y las fronteras blindadas, la separación ¿El miedo está rompiendo el viejo continente?

Me llama la atención que el miedo haya prevalecido donde había menos inmigrantes. En las grandes ciudades, donde hay más, no ganó. Una ciudad como Londres no ha tenido la misma reacción que las provincias. Donde hay más ciudadanos de inmigración también han valorado el valor añadido y tienen menos miedo. Recordemos también que los problemas de inmigración del Reino Unido son también problemas europeos: muchas personas vienen desde el Mediterráneo – Italia, Grecia, España – y Europa del Este. Con el resultado de la consulta es como si hubieran llegado a la última parada. Después de años de políticas anti-europeas, con las que era fácil señalar a Europa como chivo expiatorio, la desconfianza ha conseguido resultados y no sólo en Gran Bretaña. Los líderes europeos han utilizado a menudo Europa como chivo expiatorio, en vez de hacer recaer la responsabilidad sobre sí mismos, impidiendo así contribuir a la integración europea. Esto creó resentimiento entre el público, y al final, los líderes siguieron la corriente, ya no fueron capaces de luchar contra el monstruo que habían creado. Es como si la política hubiera abdicado de dirigir la opinión pública. Como se ha dicho en los últimos días, los líderes se han convertido en «seguidores», fueron a remolque. El anti-europeísmo ha sido durante mucho tiempo una sensación muy fuerte, y nadie se molestó en poner en marcha el europeísmo, que de hecho ya no despierta sentimientos, ya no fascina.

El viento separatista no sopla en el Reino Unido solamente. Ya en otros países de la UE están pidiendo referéndums similares ¿Usted teme un efecto de contagio en la estela de Brexit, que lleve a Frexit, Nexit, salida de Grecia …?

El miedo, existe, y por lo tanto es imprescindible acelerar la reactivación del proceso federal. Ahora o nunca. Eso significa trabajar para que gane una de dos tendencias: una que va hacia la unión federal de los Estados, y la otra, que no quiere aceptar esta evolución. Para ello, el 14 de septiembre, puse en marcha la Declaración de Montecitorio «Más integración europea: el camino a seguir.» Empezamos con cuatro presidentes de parlamentos – con mis homólogos de Francia, Alemania y Luxemburgo – y ahora somos 15. En esta Declaración estos son los principios básicos: queremos más Europa, una política económica más equilibrada respecto al impacto social y puntos respecto al crecimiento y el empleo. Estamos dispuestos a compartir soberanía y queremos la unión federal de los Estados. Es una declaración revolucionaria, es la «hoja de ruta» federalista. Y no sólo queremos involucrar a las instituciones en este proceso. Si no lo hubiera hecho me sentiría que no cumplo con mi papel. Pero me dije que esto no es suficiente, que hay que involucrar a la gente de la calle. Y a continuación, en febrero se lanzó una consulta pública en línea que da a los ciudadanos la oportunidad de decir la suya. Se hacen siete preguntas, que permiten a la gente aportar su opinión sobre el presente y futuro de la UE. El referéndum es una señal de alarma verdadera, Sos Europa, y todos tenemos el deber de responder. La consulta pública nos da la oportunidad de hacerlo.

Más allá del impulso del viejo y el nuevo populismo, no hay duda de que la ‘Europa de Bruselas «parece cada vez más distante de los ciudadanos europeos. Más que una esperanza, Europa parece ser percibida como una amenaza. ¿Como hacemos frente a esta situación?

La desigualdad es el gran mal de nuestro tiempo, la austeridad ha producido el debilitamiento de la clase media, y esto debilita la democracia. Para construir la Europa de los valores se debe partir de los suburbios, de los barrios pobres, los orfanatos y hospitales en Grecia que no recibieron medicamentos. Hay que partir de nuevo desde los que se sienten traicionados por Europa y por las instituciones nacionales que no han hecho nada para proteger a la gente de esta situación. Para dar un salto cuántico, para que quede claro que Europa es un valor añadido, la dignidad de los ingresos es crucial. Los ciudadanos deben poder decir: ¡ay de aquel que me toca Europa! Pero hoy en día nadie tiene motivos para decirlo.

Europa, se repite a menudo, no puede ser sólo una moneda común ¿Pero el egoísmo nacional no se encuentra entre las principales razones que han impedido hasta ahora el fortalecimiento de las instituciones supranacionales?

Precisamente por eso hay que ir más allá de la dimensión nacional y aceptar la idea de que todos están en mejor situación si se refuerza Europa, si podemos dar a la UE una arquitectura de funcionamiento capaz de responder a las necesidades de las personas. Hay un déficit de ideas. Debemos tener más idealismo, más impulso. La política es la pasión, o no lo es. El europeísmo debe ser un sentimiento, capaz de hacer que los jóvenes se enamoren. Por eso voy a Ventotene los días 27 y 28 de agosto para discutir con jóvenes de toda Europa. Tenemos que involucrar a los jóvenes en una nueva Europa. Lo que está pasando no nos gusta, no es Europa. No es lo que habían imaginado los padres fundadores y lo que ellos habían querido construir. Yo quiero el proyecto original.

Boldrini: “Accelerare sul processo federale. Con i muri non si costruisce nulla” (L’Unitá, 29 de junio de 2016)

Traducción y edición: Francesc Trillas y Beatriz Silva