La exposición con la escultura de Franco en el Born ha soliviantado al soberanismo pata negra, el que se considera a sí mismo representante y depositario de las auténticas esencias patrióticas. El caso es que nadie sabe donde estaba o qué hacía tanto esencialismo presuntamente antifranquista cuando CiU enterró con la excusa de la austeridad el Memorial Democrático. O en qué cruzada estaba embarcado durante los 23 años de pujolismo, pues hubo que esperar a un Gobierno tripartito para reivindicar la figura de Lluís Companys y pedir la anulación de su consejo de guerra. «Patriotismo canicular» (El País, 18 de agosto de 2016)