Un federalismo que supere el estado-nación en España y Europa es hoy la mejor vacuna contra el repliegue identitario y el nacional-populismo en ascenso. Es también la mejor manera de gobernar la globalización y alcanzar una prosperidad compartida. Un sistema federal avanzado reduce el descontento de todas las partes, algo necesario en un país como España cuya grave crisis política e institucional requiere poner sobre la mesa opciones que despierten el mayor consenso. «Federalismo y soberanía» (El País, 31 de agosto de 2016)