Editorial Federalistes d’Esquerres, 11 de agosto de 2016.- Una mayoría relativa, tanto en términos electorales como parlamentarios, no es una victoria, ni da al PP el derecho de reclamar para él el gobierno. Los partidos que, a escala de las Cortes Generales, se han afirmado como partidos opositores, han reunido más del 50% de los votos, y reúnen una clara mayoría parlamentaria. Y esto significa la necesidad de formular una alternativa, que quisiéramos federalista y de progreso, y la obligación de ofrecer a la ciudadanía un proyecto real de cambio
Las dificultades para formar un gobierno en España desde las elecciones del 20 de diciembre, y de nuevo después del 26 de junio, tienen que ver con un error de óptica: creer que el PP dirigido por Rajoy ganó las elecciones.
Pero esto no es cierto. Si tomamos el adecuado punto de referencia, que son las elecciones de noviembre de 2011, el Partido Popular ha perdido 3,5 millones de votos y 50 diputados, casi un tercio de su capital político anterior.
Hemos vivido una legislatura dominada por los casos de corrupción del partido en el gobierno (que han obligado al cese de ministros) y de financiación ilegal del partido (en diciembre de 2011 nadie sabía quién era Luis Bárcenas). El PP de Rajoy se ha enfrentado a ayuntamientos y Comunidades Autónomas, asfixiándolas financieramente; la ley de seguridad ciudadana le ha enfrentado a periodistas y sindicalistas; la reforma laboral, única ley en la que ha tenido el apoyo de algún otro partido (concretamente, CiU), es responsable de una degradación sin precedentes de las relaciones laborales; la contrarreforma fiscal estrangula la cultura (21% de IVA!), ha habido amnistía a los defraudadores con cuentas en el extranjero y se han liberado las grandes fortunas (reforma del IRPF), incrementando el déficit fiscal a pesar de la retórica conocida. La «hucha» de la Seguridad Social vale hoy un tercio de lo que valía hace cinco años. La tensión política con Cataluña está alcanzando cotas explosivas, y el peso internacional de España es cero. ¿Hay que seguir?
Desde el 2013 el PP de Rajoy ha gobernado en absoluta soledad: ningún partido ha apoyado ninguna de sus proyectos ni se ha preocupado realmente de buscarlo. La protesta ciudadana se ha traducido en movilizaciones en la calle, en el movimiento de los «indignados», en el surgimiento de nuevos partidos políticos y en resultados electorales (europeas, municipales, autonómicas) catastróficos para el PP.
Una mayoría relativa, tanto en términos electorales como parlamentarios, no es una victoria, ni da al PP el derecho de reclamar para él el gobierno. Un gobierno de Rajoy sin cambios sustanciales es la mejor manera de hacer el boca a boca a un movimiento independentista catalán en decadencia y alejar la solución federal a los problemas de convivencia. Los partidos que, a escala de las Cortes Generales, se han afirmado como partidos opositores, han reunido más del 50% de los votos, y reúnen una clara mayoría parlamentaria.
Y esto significa la necesidad de formular una alternativa, que quisiéramos federalista y de progreso; la obligación de ofrecer a la ciudadanía un proyecto real de cambio. Este proyecto puede ofrecer múltiples variantes (desde un gobierno de coalición, hasta un gobierno de minoría con apoyos externos, un contrato programático de actuación gubernamental, etc), y no nos corresponde a Federalistes d’Esquerres formular propuestas institucionales concretas.
Pero lo que nos corresponde es llamar a las fuerzas políticas federalistas y de izquierdas a trabajar de forma real y tangible a la formación de una alternativa. Sin ello, la necesidad de un cambio se verá truncada, y el panorama social y político puede agravarse de forma insostenible.
Federalistes d’Esquerres, 11 de agosto de 2016
Catalunya Press:
Federalistes d’Esquerres aboga por crear un Gobierno alternativo a Rajoy
Europa Press:
Federalistes d’Esquerres pide a la izquierda crear una alternativa a un gobierno de Rajoy
Ecodiario:
Federalistes d’Esquerres pide a la izquierda crear una alternativa a un gobierno de Rajoy
El Plural:
Si Rajoy no ganó las elecciones, ¿por qué debería formar Gobierno?