Opinión

España está perdiendo fuelle en el tablero internacional, sus gobernantes son inoperantes, no tienen propuestas nuevas ni modernas y gobierna un presidente que parece una figura del museo de cera por su quietud. Pero a Cataluña le pasa lo mismo. Desde que los nacional soberanistas se inventaron el Procès, el país se ha parado. Cataluña está en un bucle, incapaz de avanzar en un sentido u otro, con unos gobernantes que convierten la nación en un páramo social y cultural. Los males que critican de España también están en Cataluña. «Irreformables» (El País, 12 de julio de 2016)