La libre circulación de personas y la supresión de los controles en las fronteras interiores entre los Estados miembros son uno de los mayores logros de la Unión Europea. Han sido fundamentales para unir mejor a los pueblos europeos y para apuntalar el mercado único europeo. A los ojos de muchos ciudadanos son el mejor símbolo del triunfo de la unidad europea después de siglos de divisiones. Sin embargo, hoy Schengen y nuestra libertad de movimiento están bajo amenaza. Bajo la presión de la migración y el miedo al terrorismo, algunos gobiernos nacionales quieren cerrar las fronteras nacionales y restablecer los controles fronterizos. Están equivocados. Las fronteras y los controles fronterizos socavan las bases mismas de la unidad europea
(Declaración del Grupo Spinelli del 17 de diciembre de 2015 exigiendo una Guardia Europea de Fronteras y Costas, un Sistema Común de Asilo de la Unión, un Servicio Europeo de inteligencia criminal y una oficina Europea de Policía)
La libre circulación de personas y la supresión de los controles en las fronteras interiores entre los Estados miembros son uno de los mayores logros de la Unión Europea. Han sido fundamentales para unir mejor a los pueblos europeos y para apuntalar el mercado único europeo. A los ojos de muchos ciudadanos son el mejor símbolo del triunfo de la unidad europea después de siglos de divisiones. Sin embargo, hoy Schengen y nuestra libertad de movimiento están bajo amenaza. Bajo la presión de la migración y el miedo al terrorismo, algunos gobiernos nacionales quieren cerrar las fronteras nacionales y restablecer los controles fronterizos. Están equivocados. Las fronteras nacionales y los controles fronterizos no proporcionan seguridad adicional. Desvían recursos que podrían destinarse a medidas más eficaces a nivel europeo. Las fronteras y los controles fronterizos frenan la recuperación económica. Además, socavan las bases mismas de la unidad europea. Renunciar a las libertades que Europa nos proporciona por una ilusión de seguridad en el seno de las fronteras nacionales impide el desarrollo de verdaderas respuestas a los desafíos de la immigración y el terrorismo y alimenta los sentimientos anti-europeos, populistas y nacionalistas.
Schengen está en riesgo debido a que es una construcción incompleta. Es un proyecto esencial con una necesidad acuciante de ser finalizado. Las fronteras exteriores de la Unión son una preocupación compartida y deben convertirse en una responsabilidad única de la Unión en su conjunto. La libertad de circulación requiere un sistema europeo con competencias de seguridad e inteligencia criminal y una cooperación vinculante entre las autoridades nacionales. Una política migratoria global europea debería abordar las causas profundas de los flujos de refugiados e immigrantes y al mismo tiempo preparar a Europa para cumplir con sus responsabilidades de admisión e integración.
El Grupo Spinelli hace un llamamiento a las instituciones europeas para emprender un proceso de profunda reformulación y fortalecimiento de los acuerdos de Schengen y a los Estados miembros para que den todo su apoyo a todas las medidas necesarias para garantizar su continuidad. El Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia, (ELSJ) no sobrevivirá sin cinco reformas principales:
1) Un Sistema Común de Asilo de la Unión que reemplace el actual sistema de Dublín y que refleje los principios de responsabilidad compartida y de solidaridad entre los Estados miembros y garantice el respeto a nuestros compromisos en virtud del derecho internacional. La Oficina Europea de Apoyo al Asilo debería transformarse en una Autoridad Europea de Asilo. La Autoridad debería supervisar y coordinar la labor de las administraciones nacionales responsables de tramitar las solicitudes de asilo y debería tener la capacidad y la competencia para apoyarlas o sustituirlas en momentos de emergencia. Los mecanismos de reparto para distribuir los refugiados entre los Estados miembros deberían ser permanentes y vinculantes.
2) Debe establecerse una Guardia Europea de Fronteras y Costas mediante la ampliación del mandato y las competencias de la agencia Frontex. Su papel debería ir más allá de la supervisión y coordinación de las fuerzas nacionales. Debería estar dotada de fuerzas permanentes con agentes y expertos de la UE. Debería ser capaz de intervenir rápidamente a las órdenes de la UE cuando los gobiernos nacionales son incapaces de controlar eficazmente sus fronteras. Anticipándose al futuro, debería integrar las diversas fuerzas nacionales de policía en puestos fronterizos bajo una sola fuerza europea responsable de toda la gestión de las fronteras exteriores de la Unión.
3) Debería establecerse un Servicio Europeo de Inteligencia Criminal. Este servicio debería tener pleno acceso a la información recogida por los Estados miembros y los Estados miembros deberían tener la obligación vinculante de proporcionar toda la información que recogen. De cara al futuro, debe tener sus propias competencias de inteligencia y deben ser capaces de actuar directamente en todo el territorio de la Unión Europea.
4) Una Oficina Europea de Policía basada en Europol, con competencia para investigar delitos graves y actividades terroristas que afecten a más de un Estado miembro con el apoyo del Servicio Europeo de inteligencia criminal.
5) Una Fiscalía Europea, resultado de la evolución de Eurojust, que debería gozar de autoridad para perseguir los delitos investigados por la Oficina Europea de Policía. Debería desempeñar un papel clave para garantizar el delicado equilibrio entre la seguridad y las libertades fundamentales y garantizar que en las operaciones policiales europeas se respete la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE y la legislación de protección de datos de la UE.
El grupo Spinelli hace un llamamiento al Consejo Europeo para apoyar al menos las propuestas más recientes de la Comisión Europea a favor de establecer una Guardia Europea de Fronteras y Costas y una modificación del Código de fronteras de Schengen
Traducción y edición de Aida López y Beatriz Silva