No se puede afirmar que el fin del bipartidismo haya afectado en sentido fuerte a uno de los polos, el de la derecha. El batacazo del PP no ha consolidado la emergencia de Ciudadanos, partido que parecía llamado a disputar con él la hegemonía en ese sector. ¿O es que el elector medio tendría la sensación de estar ante dos ofertas radicalmente diferentes en caso de encontrarse ante la opción de escoger entre Albert Rivera y, pongamos, Pablo Casado? «Bipartidismo: un acta de defunción precipitada» (El Confidencial, 10 de enero de 2015)