Dar por supuesto que será posible un nuevo Estado actuando como si Cataluña ya fuera un sujeto soberano es el mayor engaño con que los soberanistas encandilan a sus fieles. Ningún Estado se convierte en soberano sin el reconocimiento explícito de quienes tienen poder para otorgar el reconocimiento. Para recabar el reconocimiento hay que negociar. Negociar es el antídoto de hacer como si la independencia ya fuera un hecho. «La política del ‘como si’» (El País, 15 de septiembre de 2015)