Debate en el Ateneo Barcelonés sobre las perspectivas económicas de un Estado federal
(por Francesc Arroyo) El federalismo que se propone para España no es “un tapón para evitar la independencia” de parte de sus territorios sino una “solución viable” y más eficaz. Así lo afirmó el pasado martes la economista Montserrat Colldeforns. Colldeforns fue una de las participantes en un debate sobre la economía en un estado federal, celebrado en el Ateneu de Barcelona y organizado por el colectivo ‘Economistas frente a la crisis’. Junto a ella participaron el notario “jubilado” Juan José López Burniol, el economista Francesc Trillas y el periodista Andreu Missé editor y director de Alternativas económicas. El acto fue moderado por el también periodista Xavier Vidal-Folch.
Que el futuro de España y de Europa sea más halagüeño desde perspectivas federales que desde la desintegración territorial que supondría la independencia de uno o varios territorios fue una de las conclusiones comunes de los diversos ponentes. Ahora bien, sostuvo Francesc Trillas, no se puede avanzar por ese camino “sin convencer a los independentistas de que hay soluciones mejores que la independencia”.
El propio Vidal-Folch cerró el acto resumiendo las principales coincidencias entre los ponentes: la mejor solución para España y Europa es un federalismo asimétrico, muy por encima de la multiplicidad de estados independientes; la solución federal interior debe estar en correspondencia con la solución federal que se está produciendo en el exterior, en una Europa de soberanías compartidas; el federalismo es un método que favorece la cohabitación de individuos y territorios.
La posición más, en cierto modo, optimista, la expuso Andreu Missé. En su opinión, España se halla en medio de la corriente de un río, la propia Europa, que se mueve hacia posiciones y soluciones federales. No lo hace en línea recta y no siempre avanza. La crisis, dijo, “ha sido un desastre” pero queriendo ver lo que ha tenido de positivo, ahí están algunos de los movimientos sociales que ha creado y que caminan en dirección hacia una federación europea.
Federación es pacto, sostuvo López Burniol. Y un “pacto es útil aunque sea un apaño”. Es posible que su duración sea corta, quizás valga para los próximos 15 años, pero es ya una eternidad, porque entonces se necesitarán, posiblemente, soluciones diferentes.
López Burniol hizo una exposición introductoria al federalismo hoy. Defendió que hay diversos tipos de organizaciones territoriales, desde la regional, como es el caso de Italia; hasta las federales que pueden ser simétricas y asimétricas. Las primeras, dijo, son en el fondo una variedad del estado unitario. Entre las segundas citó los casos de España (donde País Vasco y Navarra tienen un tratamiento diferencial evidente), Puerto Rico y Mónaco. Hay también países que se autodenominan “confederación”, como es el caso de Suiza, pero no lo son en realidad, como tampoco lo son los Estados Unidos después de la guerra de secesión. Al respecto, López Burniol recordó que Lincoln había defendido que estaba dispuesto a acabar con la esclavitud para mantener la unión territorial pero también a mantenerla por las mismas razones.
En el caso específico de la España actual, López Burniol alertó sobre el “efecto mimético” que produce Cataluña y que hace que el resto de comunidades desee cuánto esta reclame y obtenga. Una situación que es inviable, afirmó. A pesar de todo, habrá que llegar a un pacto, que se produce siempre que los miembros del pacto ven que tienen más que perder si no se alcanza.
Trillas sostuvo que, desde la perspectiva económica, el asunto clave es reformar el marco institucional de forma que pueda satisfacer diversos objetivos, desde una mejor regulación del ámbito geográfico hasta una mejor redistribución de la riqueza y el poder de decisión. Estas reformas deberían proporcionar a España y Europa tanto estabilidad como seguridad jurídica, a la vez que deberían ser compatibles con los valores éticos universalistas e igualitarios, en un mundo donde se produce una creciente diversidad cultural. “No se trata sólo de construir un estado federal español”, se busca también que Europa sea como un país, “probablemente más complejo” y de ver como “Cataluña y España” encajan en esta nueva realidad.
La conversión de Cataluña en un nuevo estado “no garantiza una mejora institucional”, dijo Trillas, para reconocer de inmediato que tampoco lo hace de modo automático el federalismo: “No es una panacea, pero crea un marco que hace posible” esa mejora. La solución para el encaje de Cataluña en España no tiene porque esperar a una solución global que proceda de Europa, sino del conjunto de catalanes y españoles y debería recoger tres ingredientes fundamentales: el primero, una reforma federal en España, asociada a una reforma institucional que limite “el poder de los ricos y poderosos”; el segundo, la aceptación del “valenciano-catalán y otras lenguas como un bien colectivo a potenciar” como idiomas europeos que son, convirtiéndolas en “oficiales, pero no en obligatorias” en el conjunto de España; tercero, un compromiso para acelerar la integración europea hacia una “unión fiscal, social y política de la zona euro”.
Algunos pasos ya se están dando en esta dirección, sostuvo Missé. La crisis ha supuesto la decisión de potenciar fondos comunes, sin llegar aún a la creación de un banco federal, a la vez que ha hecho que se esté hablado “ahora en serio” de medidas como la unión fiscal, el establecimiento de un salario mínimo europeo, pensiones mínimas y también de una renta mínima común a toda Europa. Que esto vaya acompañado de resistencias a la transferencias por parte de los estados es comprensible, pero “Europa sigue siendo el mejor marco para resolver las diferencias”. Una Europa que, como afirmó al principio de la charla Vidal-Folch, ya desde sus primeros textos es vista como una “federación europea”.
Por cierto, la sala estaba llena.