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Este abuso se produce a diario y sin pausa, desde el azuzante Desperta, Catalunya!!! del magazín matinal de CatRàdio hasta los soliloquios que i.Cat orquesta, pasando por los risueños concursos, las sacras concelebraciones futboleras, los mapas del tiempo que recortan els Països Catalans contra el vacío, los pulcramente sesgados informativos, la hilarante aunque esquinada comicidad de Polònia. Y se constata por doquier. El Tema, convertido en encuadre determinante de la mirada pública, tanto por las menciones —y omisiones— que implica, como porque sobre él gravita casi todo lo que debería serle ajeno. Albert Chillón: «TV-3 y su cofradía» (El País, 10 de julio de 2015)