Se trata, nos dicen, de llevar la buena nueva a quienes aún no se han dado cuenta de lo que se están perdiendo no sumándose a la oleada ilusionante de estos últimos ya casi tres años. Ahora bien ¿se puede creer que alguien cambiará su posición sobre la independencia de Cataluña porque una gran marcha patriótica pase por debajo de su ventana? «Tiempo de apostolado» (El País, 25 de abril de 2015)