Los enemigos de Cataluña eran los habituales, Madri-T, España, el Estado español y así. Pero el episodio de la muerte y entierro (parcial) de las “estructuras de Estado” (EDE) a cargo del Consell de Garanties Estatutàries demuestra que íbamos errados. La quinta columna, el enemigo interno, el botiflerisme agazapado en nuestras instituciones es el peor saboteador. Un enemigo más peligroso que el rival exterior, porque es difícil de detectar. «Los enemigos de Cataluña» (El País, 1 de marzo de 2015)