La hoja de ruta de Artur Mas es engañosa, pero lo son también sus cuatro etapas y encrucijadas, por imprecisas e interpretables. Nadie concreta qué mayorías electorales o parlamentarias, sobre censo, sobre participación electoral o en escaños, son necesarias. Si atendiéramos a las declaraciones y compromisos de Mas con Junqueras, se diría que el despliegue de las estructuras de Estado que conforma la tercera etapa no es más que la reiteración de lo que sobre el papel debía estar ahora mismo en marcha. «Hojas de ruta» (El País, 16 de marzo de 2015)