(Crónica de Iñaki Ellakuría) Los defensores de una tercera vía, ya sea a través de una reforma federal de la Constitución o de un pacto político que halle una solución muy diferente a la «desconexión» con España que plantea Artur Mas, llevan tiempo buscando reunir en sus actos al mayor número de partidos catalanes. Voluntad tercerista de pluralidad que se topa con las reticencias de unos y otros, amén de intereses electoralistas.
Un ejemplo de esas dificultades es el acto organizado ayer por Federalistes d’Esquerres en el Ateneu barcelonès, bajo el título Catalunya i L’horitzó federal. El cartel inicial, con Miquel Iceta (PSC), Josep Vendrell (ICV), Albert Rivera (C’s) y Manuel Silva (UDC), había despertado mucho interés por su transversalidad, pero a última hora se dieron de baja el dirigente ecosocialista y el de Unió. ¿El motivo más o menos confeso? No ser fotografiados junto al líder de Ciutadans.
Un episodio que acabó marcando un debate, al que finalmente se sumó Albert Miralles, de PSUC VIU-EUiA, y en el que los tres ponentes coincidieron en la necesidad de revisar la Carta Magna desde la «lealtad institucional» de todos los gobiernos. Esencia y espíritu de los modelos federales, afirmaron.
«Cuando yo supe que estaría Rivera también tuve dudas. Te sentarán a su lado y es mucho más guapo, pensé», ironizó Iceta. Roto el hielo y tras despertar risas cómplices en una sala abarrotada, el líder del PSC expuso las líneas maestras del proyecto de reforma federal de los socialistas, que pasan por el «reconocimiento plurinacional» de España; clarificar el reparto de competencias, poniendo límites a la solidaridad territorial, y la redefinición del Senado, con el ejemplo alemán como guía, para que se convierta en una cámara de representación territorial.
Miquel Iceta sostuvo que la vía federal es la mejor solución para el «empate de impotencias» entre los que no quieren cambiar España y los que la quieren romper, si bien reconoció que el «problema» es que el federalismo se ve en España «como un instrumento de disgregación» y no de suma. «Falta cultura federal y lealtad institucional», afirmó.
Una aseveración a la que se sumaron Rivera y Miralles. Consciente que ayer jugaba en «campo contrario», con un público más afín al PSC y a ICV, el líder de C’s subrayó aquellos puntos de su programa que pueden seducir a los federalistas, como el de una hacienda común y compartida, con la eliminación del cupo vasco y navarro, o la clarificación de competencias.
Rivera, además, defendió que el modelo autonómico ya tiene mucho de federal, por lo que abogó por emprender una «revisión técnica» de la Carta Magna, que se blinde de las reivindicaciones «coyunturales» y partidistas, para desarrollar ese «carácter federal». Asimismo, alertó del peligro de presentar la reforma del texto como la «solución mágica» a los problemas de España.
En el debate no se orilló el derecho a decidir. Iceta puso como condición irrenunciable para esa reforma que el nuevo texto se lleve a las urnas para que sea refrendado por todos los españoles. Miralles, mientras, defendió incorporar el derecho de autodeterminación, a lo que se opuso Rivera, quien recordó que en ninguna Constitución occidental se ampara la posibilidad de secesión de uno de sus territorios.