Los grupos de presión federal que existen en la actualidad no nacen con voluntad ni hegemónica ni amenazante, sino como testigos y portavoces de la existencia de una larga tradición de pensamiento y ejecución política de Estados federales que puede ser estudiada y analizada, alterada y experimentada, debatida y combatida, precisamente para hallar una fórmula convincente, más allá de la identidad, siempre provisional, de las personas. «La solución federal» (El País, 14 de febrero de 2015)