ActualidadBlog (Izquierda sin fronteras)

«El federalismo se la mejor forma de defender el derecho a la igualdad de oportunidades porque es capaz de desarrollar una organización que tiene en cuenta el principio de equidad: la formula para tratar con los mismos derechos a los que son diferentes. El federalismo es también la mejor fórmula para defender las políticas sociales que no son para hacer caridad de forma encubierta ni para subvencionar determinados grupos y personas porque nos votan. Las políticas sociales son una fórmula para invertir socialmente y públicamente, potenciando no sólo el bienestar de toda la población, sino también estimulando la co-responsabilidad entre la ciudadanía y sus representantes políticos, potenciando también la igualdad de oportunidades»

Gracias por haber invitado una asociación relativamente joven como “Federalistes d’Esquerres” a participar en el acto de hoy del PSC. El federalismo ha tenido una larga tradición y muchos de nosotros desde jóvenes y vosotros como Partido habéis sido federalistas desde vuestra fundación. Precisamente, recordando nuestra historia, he encontrado unas palabras de Francesc Pi i Margall, el presidente y primer impulsor de la primera Constitución Federal y social de España, escritas para dirigirse a los obreros de toda España, el 28 de abril de 1900: “Será ilusoria la libertad mientras no haya igualdad de condiciones. Preparaos a conseguirla…..¿Queréis combatir con suerte? Poned todos los días más alto el nivel de vuestra propia cultura, protestad contra toda guerra de conquista, negaos a pelear por toda causa que no sea justa, no favorezcáis jamás las rivalidades entre naciones, no descanséis hasta hacer de todo nuestro linaje una familia y de la tierra la patria de todos los Hombres”.

El concepto de democracia de Pi i Margall se articula sobre tres bases mutuamente imbricadas: republicanismo, federalismo y socialismo, bases con las que estamos de acuerdo los federalistas de izquierdas. El federalismo no se sólo una forma de organizar el gobierno territorial; es también un sistema social entero, que se extiende al ámbito de la economía y la sociedad. Los problemas territoriales están íntimamente unidos a los sociales y por supuesto a la lucha contra la corrupción. Aunque los nacionalismos quieren atacar el federalismo como una forma de separar, sabemos que es la formula política de unión en la diversidad. Frente a la unidad el federalismo defiende la unión de los diferentes y consolida los derechos a las diferencias.

El federalismo da prioridad al Gobierno compartido y al Gobierno multinivel. Es la coordinación no jerarquizada de la governanza. Por eso se necesita el senado federal para debatir las necesidades territoriales, las conferencias sectoriales y las conferencias de presidentes vinculantes.

Frente a la política conservadora basada en la autoridad jerárquica y la disciplina vertical, el federalismo se basa en el Faedus (el pacto) y en el Fides ( la confianza). El federalismo es una manera de construir el espacio común de la convivencia. Cómo nos decía Hanna Arendt, es la mejor fórmula para la construcción política y social de la confianza. Frente a las actitudes políticas competitivas, excluyentes, generadoras de odio, de desconfianza y de cálculos económicos interesados, el federalismo se acerca a las actitudes que había defendido la clase obrera.

Crea condiciones para ejercer la solidaridad y la fraternidad de forma organizada con un federalismo fiscal justo; está abierto al respeto mutuo y a aceptar las lenguas y las identidades diversas, porque considera la uniformidad como un retroceso, y la diversidad como una riqueza humana. Permite ejercer de forma práctica la empatía, que es una disposición innata de los seres humanos a la convivencia, la cooperación y la vida en comunidad. De hecho se tiene que forzar la propia naturaleza del cerebro humano para dedicarse a excluir a los otros y contemporizar con las desigualdades y las injusticias. Hemos nacido por la empatía y la colaboración y por eso hemos sobrevivido como especie humana. E

El federalismo no acepta el concepto de soberanía, que es un concepto basado en la iglesia y la monarquía, como concepto primitivo y predemocrático. El soberanismo defiende estar por encima de alguien para imponer algo, y la construcción social de la confianza federal se hace de bajo hacia arriba, basándose en que cada persona es soberana de sus decisiones y por eso se ha desarrollado la democracia. No somos súbditos porque no creemos en soberanos ni en soberanías. Cantábamos que no creemos en “dioses, reyes, tribunos ni soberanos, está el supremo salvador”. La salvación está en la fuerza que hacemos codo a codo los ciudadanos. Somos ciudadanía en construcción de una democracia mejor.

Nos decía Pi i Margall “negaos a luchar por ninguna causa que no sea justa”…

Ahora que nos hemos deshecho del falso debate sobre el derecho a decidir (un falso debate y un gol de la derecha en medio de la energía y los objetivos del la izquierda) quizás ha llegado la hora de recordar todo lo ya hemos decidido y hecho durante años; todo el que han hecho y decidieron los que nos precedieron en la lucha por los derechos de ciudadanía, la hora de luchar para defenderlos y renovar nuestro compromiso para continuar esta lucha y hacerlos crecer.

No venimos de la nada. Tenemos la suerte de tener historia y tenemos que defenderla. Respetamos y honoramos nuestros antepasados, que como Pi i Margall, construyeron una ciudad nueva sobre los campos y ríos de Barcelona, hicieron la primera Constitución Federal y perdieron el poder de la primera República Federal cuando quisieron que fuera elegida democráticamente y no impuesta unilateralmente al llegar al gobierno. Respetamos los que lucharon defendiendo los derechos de la democracia frente al levantamiento fascista. Respetamos los partidos y la ciudadanía que luchó contra la dictadura, y consiguió la democracia que nos ha permitido empezar a decidir desde hace treinta años. Respetamos y recordamos a todos y todas los que se dejaron la piel en la Vía Laietana y sobre su sufrimiento nos ayudaron a construir una nueva democracia. Respetamos los que lucharon para poder tener convenios colectivos, para poder tener derecho a la salud laboral y para poder tener una Ley de prevención de riesgos laborales de las más avanzadas de Europa. Respetamos y recordamos a todos y todas las personas que luchamos por un nuevo Estatuto con toda la agresividad del PP en contra. Por suerte tenemos mucha historia, no la tenemos que olvidar y más que construir un país nuevo que sale de la nada, tenemos que ayudar a renovar el que tenemos, haciendo fuerza sobre nuestros derechos y exigiendo que no se recorten las políticas sociales que habíamos conseguido.

El federalismo se la mejor forma de defender los derechos de ciudadanía, el derecho a la información, a la participación, a la transparencia de la gestión política y el derecho a la igualdad de oportunidades, porque se capaz de desarrollar una organización que tiene en cuenta el principio de equidad, la formula para tratar con los mismos derechos los que son diferentes.

El federalismo es la mejor fórmula para defender las políticas sociales.

Las políticas sociales no son para hacer caridad de forma encubierta ni para subvencionar determinados grupos y personas porque nos voten. Las políticas sociales no son una manera de “derrochar” como creía Margaret Tatcher y todos los neoliberales. Más bien al contrario: son una fórmula para invertir socialmente y públicamente, potenciando no sólo el bienestar de toda la población, sino también estimulando la co-responsabilidad entre la ciudadanía y sus representantes políticos, potenciando también la igualdad de oportunidades.

Por lo tanto, lejos de sentirnos culpables por el trabajo hecho, tenemos que sentirnos orgullosos y responsables, de la Ley de Sanidad Universal del estimado Ernest Lluch, de la Ley contra la Violencia de género o de la Ley de Igualdad de Oportunidades que incluye los aspectos mas avanzados de atención a las diferencias entre mujeres y hombres, o de la Ley por la Autonomía Personal y para apoyar a la Dependencia. La crisis económica y las políticas de derechas en España y en Cataluña han silenciado la gran importancia de estas leyes, y con la excusa de los recortes y la realidad de la crisis económica han evitado desarrollarlas tanto en España como Cataluña.

La limitación de la España de las Autonomías que todavía no es un Estado federal ha sido ponerse a competir por recursos, en vez de desarrollar las conferencias sectoriales, de bienestar, sanidad, medio ambiente y educación para hacer posible concretar las políticas públicas de forma más cooperativa y para potenciar los servicios a la ciudadanía respetando el principio de la subsidiariedad.

Como seres humanos y como sociedad estamos en construcción permanente. Por lo tanto, aprovechando toda el excelente trabajo que ya hicieron los que  noshan precedido y nuestro propio trabajo tenemos que reconstruir y reconstituir el que la derecha del PP ha desvastado, en estos cuatro últimos años de mayoría absoluta. Sabemos que tenemos mucho trabajo por adelantado y que no será fácil creer en la fuerza de nuestras propuestas y hacerlas entender a los que han decidido ponerse fronteras a su interior y quieren erigir muros a nuestro exterior.

Acabo estas palabras con las que Francesc Pi i Margall se dirigía a los obreros de toda España el 1 de Mayo de 1900, un año antes de su muerte: “No os desaliente el temor de que no veáis coronada vuestra obra. Como sin esperanza de recompensa trabajáis para vuestros hijos (e hijas), debéis sin esperanza de premio trabajar para vuestros remotos descendientes. Vivimos y gozamos del trabajo de las pasadas generaciones: es deber nuestro trabajar para las venideras”.

Cómo dice el Manifiesto “Lo que no quieren oir pero debemos proponer” que encontraréis a nuestra web y os animamos a firmar: “La izquierda debe explicitar el significado político y social del federalismo como instrumento para armonizar las diferencias de familia, clase y horizontes vitales: para que la igualdad de oportunidades de los ciudadanos no siga siendo retórica; para que el fraude a Hacienda empiece a condenarse como pecado insolidario capital sólo perdonable con la restitución; para que la percepción de una solidaridad activa del Estado con los más desfavorecidos encuentre su expresión en una España social y federal”.

Adelante pues, no nos tiene que asustar el trabajo, no pretendemos obtener poder para nuestros intereses, sólo nos tiene que asustar la corrupción, la ignorancia y la soberbia, y tenemos que encontrar la manera que los pequeños dictadores y egoísmos, y las fronteras interiores que algunos traen adentro no impidan la construcción de un espacio común de convivencia, federal y social.

!Ánimo y buen trabajo!

 

Video de la intervención de Carme Valls, vicepresidenta de Federalistes d’Esquerres, en el acto “Crida als socialistes de Catalunya” celebrado el 7 de febrero en el Palau de Congressos de Barcelona: