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Estoy convencido de que seguir caminando juntos no solo es lo más conveniente sino también lo más solidario y, en consecuencia, lo más democrático. El Estado federal no es ningún artificio u ocurrencia, sino que su concepción está imbricada en nuestra tradición democrática. Hoy la situación está madura para una estructura federal, que no obedece a ningún principio ideológico, de izquierda o de derecha, al tratarse de un instrumento útil de organización y distribución del poder que garantice la unidad en la diversidad de nuestra convivencia futura. «¿Por qué una solución federal?» (El País, 27 de noviembre de 2014)