Habría que empezar a abordar seriamente la cuestión de si en realidad el problema más grave al que se enfrenta Cataluña en este momento no es tanto que su principal autoridad consiga por fin conocer la opinión de los ciudadanos como, por el contrario, que estos se enteren de una vez por todas de lo que piensa el presidente de su gobierno. «Consultar para no decidir(se)» (El Confidencial, 20 de septiembre de 2014)