En el independentismo que se declara no-nacionalista anida también la vieja e incómoda concepción identitaria de pertenencia a una patria. Para poder afirmar que España perjudica a Cataluña y que lo racional es irse es necesario asumir que España y Cataluña son dos entidades distintas e incompatibles. Es necesario haber incorporado, de forma más o menos consciente, el léxico propio y tradicional del nacionalismo, de cualquier nacionalismo. «Independentismo pragmático» («El País», 12 de agosto de 2014).