Opinión

Proponer una causalidad directa entre la ocultación de los trapicheos de los hijos Pujol Ferrusola y la nueva buena de la independencia como solución feliz para el siglo XXI sería tramposo, simplón y seguramente superficial. El verdadero árbol caído no se llama Pujol sino la plurinacionalidad de España decretada desde Cataluña. «Las malas metáforas» («El País», 11 de agosto de 2014).