Con la revelación de Pujol se hundió una forma de vernos a nosotros mismos que él impulsó durante décadas: una visión autocomplaciente de Cataluña y los catalanes basada en un sentimiento de superioridad sobre los españoles, y que se ha reforzado extraordinariamente en los últimos años, coincidiendo con la oleada independentista. «Tal como somos» («El País», 28 de agosto de 2014).