En las luchas políticas es habitual que los contendientes se muestren muy seguros de sus respectivas fortalezas, pero harían mejor no perdiendo la conciencia de su propia debilidad. Resulta cada vez más evidente que el independentismo, seguramente porque ha logrado en poco tiempo una movilización social impresionante, está a punto de desconectar de la realidad económica, fiándolo todo al voluntarismo y a una especie de falso pensamiento positivo.
«El Periódico». 20 de setiembre