Deberíamos recuperar la vieja definición según la cual “catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña”, añadiéndole, si acaso, nuevas determinaciones, siempre que pertenezcan inequívocamente al ámbito material, como, por ejemplo: “…y está empadronado” o “…y tiene la tarjeta sanitaria”, o cualquier otra que pudiéramos consensuar. Si de verdad nos creemos lo de las identidades múltiples y variopintas, el requisito de “querer ser catalán” está fuera de lugar. “¿… y quiere ser catalán?” (El País, 21 de diciembre de 2014)