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Editorial de Federalistes d’Esquerres, 20 de diciembre de 2014

¿Cuál es el tratamiento correcto de las lenguas en el federalismo del siglo XXI?

Sostenía Vázquez Montalbán que el catalán es la lengua propia de Cataluña, a condición de no añadir que el castellano era impropia. El Estatuto reconoce la oficialidad de ambas, como hace la Constitución (aunque los gobiernos no siempre lo recuerden). Algo tan sencillo -y que deja la lengua fuera del combate político- es cuestionado por el separatismo catalán, que sostiene que a cada territorio le corresponde una sola lengua. La afirmación no resiste la prueba de la experiencia: Francia tiene varias (francés, catalán, vasco, bretón); en Reino Unido se habla inglés, galés, escocés; en Bélgica se emplea el francés y el flamenco y hay una nutrida población de habla alemana. Negar la pluralidad en América implica pasar por alto los idiomas previos a la llegada de los europeos. Todos los chinos escriben igual pero alguien que hable cantonés puede muy bien no entender el mandarín. En la propia Cataluña, además de catalán y castellano se utiliza el aranés, y las lenguas de los nuevos inmigrantes. Claro que el soberanismo aplica aquella vieja norma: no permitamos que la realidad nos estropee una buena creencia, aunque sea falsa.

Pero también resulta ineludible que España asuma sin reservas que es un Estado multilingüe. La defensa y promoción del catalán, el euskera y el gallego deben ser asumidos por las instituciones del Estado y no solo por las autoridades de las comunidades autónomas (o de unas futuras unidades federales) plurilingües, que en el caso de la lengua catalana se extienden a Baleares, Comunidad Valenciana y Aragón. Ello implica que las lenguas distintas del castellano tengan presencia en el sistema educativo de todas las Españas, que la cooficialidad obtenga una traducción real en las instituciones del Estado y en las de la Unión Europea, y que los medios públicos contribuyan al conocimiento y al respeto de las lenguas no castellanas.

 

Federalistes d’Esquerres, 20 de diciembre de 2014