La ciudadanía catalana es tan plural y heterogénea como la española, y constituiría un gravísimo error desde fuera de Cataluña no conceder la importancia que se merece a ese importante sector de ciudadanos que no solo discrepa políticamente del soberanismo, sino que también se está yendo mentalmente de la Cataluña que el soberanismo está diseñando. «Le pudo la soberbia (y el tacticismo)» (El Confidencial, 15 de noviembre de 2014)