ActualidadOpinión

Cuando en Cataluña altos cargos del Gobierno y políticos afines al soberanismo reiteran a la menor ocasión la idea de que no todo termina el 9-N o de que la prosecución de los objetivos últimos se prolongará por mucho tiempo, no hay la menor duda de que están intentando, en lo posible, desactivar la espoleta de rabia y frustración que todo el mundo viene anunciando para cuando sea por completo evidente que la consulta no tendrá lugar. “La fiesta ha terminado” (El País, 14 de septiembre de 2014)