Si la abdicación no se concibe como la puerta que debe dar paso a las reformas hacia un modelo de Estado federal o plurinacional, con nuevas funciones del Senado, con un sistema electoral más representativo, con garantías de transparencia institucional, de regeneración democrática y de blindaje del estado del bienestar que necesita la Constitución de 1978, fracasará. «Un minuto después de la abdicación» («Inflolibre», 5 de junio)