EditorialGeneral

Después de semanas de discusiones, y de una cumbre de jefes de Estado y de gobierno que ha durante cinco días (y cinco noches!), la Unión Europea ha adoptado un acuerdo sin precedentes, y de un volumen extraordinario, para poner en marcha medidas para superar la crisis causada por la pandemia del Covid 19.

Muy esquemáticamente, el acuerdo alcanzado comporta dos bloques: un acuerdo presupuestario marco, para los próximos siete años de la Unión (acuerdo que conlleva algunas reducciones respecto de los últimos ejercicios) y un fondo extraordinario de 0,75 billones de euros, en el que la Unión, y no los Estados miembros, podrá endeudarse para poner en marcha políticas anti-crisis.

Este fondo extraordinario tiene tres características novedosas:

  1. Es un fondo de la Unión: en más de su mitad: quien endeudará ante los acreedores internacionales será la Unión Europea como persona jurídica, no sus Estados miembros.
  2. La totalidad del fondo será administrado y gastado por los Estados miembros, entre los que se distribuye en proporción a los daños causados en cada caso por Covid 19.
  3. Este fondo se destinará a programas y proyectos precisos, que serán validados «a posteriori» por el conjunto de la Unión. No habrá «hombres de negro» controlando los gobiernos nacionales, pero no se podrá gastar en cualquier cosa, sino en medidas orientadas a la modernización económica, la transición «verde» y fortalecer la resiliencia económica de los Estados.

En otras palabras: la Unión en su conjunto se endeuda, para financiar las políticas que se fijen en cada Estado miembro para salir de la crisis. La mayoría de esta deuda será absorbida por la Unión. Algo menos de la mitad, deberá ser reembolsada con intereses por los Estados miembros. Con ello, por primera vez, es la Unión, y no sus integrantes, quien asume obligaciones financieras.

Es el primer paso adelante, y muy serio, en la dirección de la federalización financiera de la Unión. Se ha hablado de «momento Hamilton», en homenaje al político estadounidense que, como primer Secretario del Tesoro, a finales del siglo XVIII, puso en marcha las instituciones centrales del gobierno de los EE.UU., haciendo que el Tesoro federal afrontara todas las deudas de los Estados miembros de la Unión. (Y es aún más peculiar en el momento en que el musical de más éxito en Broadway, desde hace años, es su biografía!).

La negociación no ha sido fácil, y no lo podía ser, dado el contraste de intereses entre los países pequeños y poco endeudados, encabezados por Holanda, que se han hecho decir «frugales» (¿donde estan nuestros comunicadores? ¿Por qué nadie difundió el adjetivo «avaros», mucho más claro y combativo?), y los más afectados por la pandemia, como Italia y España. La resultante se ha decidido por decantación de Francia y, sobre todo, Alemania, en favor de los últimos.

Hasta aquí, los ingresos fiscales: abundantes, poco condicionados e independientes de la riqueza de cada uno. Pero eso ¿cómo se gastará? Hay dos maneras de estropearlo. La primera es destinar este dinero a pagar gasto corriente, a cubrir los déficits presupuestarios o el agujero de la Seguridad Social. Y la segunda, poner en marcha la repartidora: repartir a cada uno su rebanadita, su trocito (por, acto seguido, poner en marcha el ventilador victimista).

La responsabilidad es de cada Estado. Y dentro de cada Estado, las posiciones de los diversos partidos serán un elemento clave. El lamentable papel del PP durante las negociaciones, gritando contra el gobierno y aplaudiendo las posiciones más insolidarias de los países avaros se ha visto desautorizado, incluso por los suyos, y puede terminar por dejarlo en una posición marginal dentro de España. Y los nacionalistas catalanes, desde el mismo momento de la firma del acuerdo en Bruselas, han planteado reivindicaciones elevadas (31.000 millones de euros, sin concretar demasiado a que se aplicarían) que, cuando toque, servirán para hacer electoralismo . Pero en todo caso el reforzamiento del gobierno Sánchez está claro, y hay que esperar que esto se ponga de manifiesto en la elaboración de los Presupuestos 2.021.

En suma, el acuerdo alcanzado constituye un gran paso adelante en dirección a la federalización de la Unión Europea. Como pone de manifiesto la declaración política de la Asociación por una España Federal, el acuerdo es un paso adelante en dirección a «la mayor integración territorial y social, y el bienestar de la ciudadanía europea». Como entidad federalista y de izquierdas, nos congratulamos profundamente de la nueva situación.