El federalismo parte de una tradición y dispone de unos países y unos principios de referencia. El federalismo no es una receta cerrada, y eso no es negativo. El Estado-Nación queda atrás y el mundo busca alternativas. Para la paz y para la concordia, es necesario pasar del estatismo al federalismo. La mayoría de estados, hoy ya contienen diversas comunidades nacionales, y muchos de ellos también tienen minorías nacionales viviendo fuera. El federalismo les aporta soluciones. En este libro se explican los aspectos económicos del debate entre federalismo e independentismo no pueden reducirse a la cuestión de las balanzas fiscales, y ni siquiera en el rol del Estado en cuanto al gasto y los ingresos públicos.»