«La pobreza y la precariedad en Cataluña tiene rostro de mujer, pero no hablamos de ello. Tampoco hablamos suficientemente de la violencia de género y el hecho que nuestra red de atención llega sólo a una de cada diez mujeres que se estima son víctimas de violencia machista. No hablamos de las mujeres que esperan meses para ser atendidas por una psicóloga, de aquellas que no pueden acceder a recursos habitacionales que les permitan alejarse de su agresor.
Necesitamos traducir las grandes manifestaciones violetas que han desbordado nuestras calles en políticas públicas efectivas que permitan que las mujeres puedan tener las mismas oportunidades. Tenemos que contagiarnos de la palabra sororidad y convertir la lucha contra la feminización de la pobreza y la violencia machista en una prioridad política de primer orden.»
La pobreza tiene rostro de mujer (Crónica Global, 20 de diciembre de 2019)