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“¿De quién es culpa? ¿De la época? ¿De esas clases medias que han perdido el sentido del esfuerzo, y de una cierta búsqueda del conocimiento?En buena medida la tienen los gobiernos de la Generalitat, y un relato nacionalista que ha sido insistente y perverso. Pero había salidas, había resquicios. Nunca hay que dejar de lado la responsabilidad de cada uno para tomar unas decisiones u otras.Rehacer los consensos en Cataluña exigirá un enorme esfuerzo. Pero no es imposible ni debería precisar un largo tiempo. A veces es tan sencillo –o tan complicado– como un cambio en unas elecciones, y las imágenes de Barcelona ardiendo. Esas clases medias, y sus hijos, igual acaban abriendo los ojos y abrazan una respuesta racional, que les lleve a pensar que es mucho lo que puede perder Cataluña en los próximos años si se mantiene esa apuesta prácticamente nihilista por la independencia y la autarquía mental. Pero a veces las sociedades deciden suicidarse, con las cámaras en directo.”

Cataluña o la banalidad de los jóvenes independentistas (Crónica Global, 19 de octubre de 2019)