El periodista cree que la desmovilización del voto de izquierdas puede dar un escenario más complicado para la formación de gobierno tras el 10N y que el resultado de las autonómicas beneficiará a ERC o JxCat según la cercanía de la sentencia
Un escenario electoral incierto que puede acabar decantándose el último día. Es lo que puede suceder de cara al próximo 10 de noviembre según el periodista de La Vanguardia especialista en análisis electoral, Carles Castro. Castro fue el invitado de la última tertulia federalista donde puso el foco en las perspectivas de las próximas citas electorales. En concreto, respecto al 10N, no se mostró convencido que la repetición electoral pueda favorecer la formación de un nuevo gobierno ya que las cifras del 28A fueron muy ajustadas.
“El PSOE obtuvo un resulto muy bueno, pero los votos del bloque de izquierdas fueron los mismos que los de la derecha. Haciendo un poco de política ficción y si la derecha fuera a las elecciones unida en una sola formación, con los mismos votos obtendría ahora mayoría absoluta: 135 escaños. El PSOE se quedaría con 120 escaños, menos de los que tiene ahora. Si esta situación ajustada en cada provincia sufriera cambios, sobre todo allí donde la izquierda obtuvo los votos por muy poco margen y se beneficiara la derecha, el PSOE podría perder 11 escaños, quedándose en 112, y Podemos 4, quedándose en 38. El PP subiría a 73, Cs 2 más a 59, y Vox podría subir de 24 a 33. No sumarían mayoría absoluta, pero el panorama sería más complicado aún para formar gobierno”, explicó.
De todas formas recordó que las encuestas siempre se equivocan mucho y aún más cuando se plantean fuera de la convocatoria explícita, por lo que no tendremos un panorama más claro hasta una semana antes los comicios. Aún así, el 10% de los votantes decidirá durante el día de reflexión lo que puede cambiar las cosas. “Esto ya sucedió en las elecciones de 2016. ¿Por qué? Porque el votante de izquierdas es más frágil, tiene más tendencia a desmovilizarse cuando no ve la situación crítica y se decepciona rápidamente por la falta de entendimiento y los errores de los partidos a los que vota. Es lo que pasó desde las elecciones de 2015 a 2016 en que se desmovilizó más de un millón de votos. Esto no es un fenómeno puntual, cuando sometes al electorado de izquierdas a un estrés electoral, expresa más fatiga y cansancio. El electorado de derecho aguanta mejor”, señaló.
Respecto a las elecciones catalanas, Carles Castro apuntó la gran volatilidad del electorado que cambió mucho su comportamiento de voto entre las elecciones del 28 de abril y las del 26 de mayo. ¿Por qué sucedió esto? “Los dos grandes elementos motivadores del bloque independentista son los presos, por un lado, y los llamados “exiliados”, por el otro. Cuando el elemento movilizador son los presos, gana Junqueras, cuando son los segundos, gana Puigdemont. Por esta razón el 28 de abril ganó ERC y el 22 de mayo, JxCat”, apuntó.
Con los resultados sobre la mesa, Carles Castro analizó que si se extrapolaran estos resultados a unas autonómicas, el independentismo ampliaría aún más la mayoría absoluta que tiene en el Parlament a pesar del desgaste de su proyecto. Castro puntualizó que en esta cuestión, Cataluña es particular porque en otros lugares, como Quebec y Escocia, cuando el nacionalismo ha tambaleado, lo normal es que la gente le castigue y pierda las elecciones. Aquí no ha sucedido eso.
En este sentido recordó que las encuestas dicen que a medida que pasa el tiempo, la ventaja de ERC se reduce frente a JxCat y podría producirse incluso una inversión dependiendo del momento electoral. “Para ERC, su activo son los presos y por eso el momento más favorable sería después de la sentencia porque tendrían al electorado con esto en la mente. En cambio, JxCat tiene sus activos en el “president legítimo” que encarna el espíritu del 1-O y le interesa alejar lo más posible la cita electoral de la sentencia”.
Apuntó también que, a diferencia del electorado del PSC e ICV, que ha tenido siempre como base la clase trabajadora, el de ERC es esencialmente nacionalista. “Se identifican primariamente como independentistas y reaccionan por estímulos identitarios y eso supone que un contexto determinado cambian su voto hacia un lado u otro”, señaló.