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“La vocación política de la filosofía en tanto que filosofía no implica su disolución en la política. En ese sentido su vocación política se desprende o se deriva de su dimensión más básica, más constituyente. Y al igual que en relación con la dimensión humana por excelencia, la del lenguaje, se impone afirmar que este es siempre, por definición, lenguaje de la tribu, esto es, lenguaje común compartido (de hecho, la idea misma de lenguaje privado es una contradicción en los términos), así también su mejor destilado, el de la razón, solo puede darse en la atmósfera de lo común. La reflexión aristotélica sobre la vida buena, pongamos por caso, solo puede entenderse como reflexión acerca de la mejor manera de vivir juntos. El individualismo, visto desde esta perspectiva, solo puede entenderse como un espejismo, patológico, de la razón.”

Entrevista a Manuel Cruz (CTXT, 31 de julio de 2019)