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“La Ley de Claridad nace tras el referéndum en Quebec en 1995 que, por muy poco, perdió el independentismo quebequés: a favor el 49,4%, y en contra el 50,5%, con una participación espectacular, el 93,5%. Pero, previamente, pasó otra cosa. El Gobierno de Canadá pidió al Tribunal Supremo que emitiera una opinión sobre si el Parlamento o el Gobierno del Quebec tenían, según la Constitución y el derecho internacional, el derecho a promover de forma unilateral la secesión de Quebec de Canadá. Esa opinión tuvo dos partes. En la primera se constataba que no había ningún derecho internacional que pudiera amparar esa secesión, y que la Constitución de Canadá tampoco la posibilitaba. Pero añadió que, con una pregunta clara, bajo determinadas condiciones, se podía abrir la puerta a un proceso de independencia dentro de la ley, siempre que, a partir de una negociación, se atendiera la reforma de la Constitución.”

¿Ley de Claridad o Constitución española a secas? (Crónica Global, 7 de julio de 2019)